Fue por felicitarla, que anoche descubrí uno de esos pequeños cultos que acostumbran a celebrarse, y de lo que desconocemos su existencia, y mejor que sea así, que siga siendo tan íntimo, y tan recogido, y tan perfecto.
Fue por felicitarla y acompañar a otros, que anoche se me despertaron las ansias de otro momento, y por lo que llegué a sentirme participe de su alegría con cada cohete y cada toque de campanas.
Y también fue por vivir la satisfacción del trabajo bien hecho.
¡Felicidades!
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