SINE LABE CONCEPTA



El adviento nos presenta una de las fiestas de la Iglesia mas importante, el día 8 de diciembre se celebra en toda la comunidad católica el día de María Inmaculada.
En 1483, el Papa Sixto VI, propagó la fiesta de la Inmaculada Concepción a todas la iglesias de occidente. Más tarde, el 8 de diciembre de 1854, el Sumo Pontífice, Pío IX, después de recibir peticiones de los obispos y Universidades Católicas de todo el mundo, se reunió en la Basílica de San Pedro en Roma, con más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles y miles de fieles católicos, para declarar solemnemente que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, ha sido revelada por Dios y que todos están obligados a creerla como dogma de fe: “...la bienaventurada Virgen María, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepcióón por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.


Como como nota curiosa añadir que las campanas de las 300 torres de Roma empezaron a repicar. Cientos de palomas mensajeras, iniciaron su vuelo para llevar la noticia a todo el mundo católico. Desde entonces, en los miles de templos católicos del mundo se celebran grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Años más tarde, el Papa Pío XII, reitera el significado de esta verdad de fe: que María fue concebida libre de la mancha del pecado original; tal como también está expuesto en el libro sagrado La Biblia, que explica: “Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante”. En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel la saluda diciendo "Alégrate María llena de gracia, el señor es contigo" (Lucas 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación, era preciso que ella estuviese totalmente poseída por la gracia de Dios. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, “llena de gracia” por Dios, (Lucas 1, 28) había sido redimida desde su concepción.

El doga de la Inmaculada Concepción está muy presente en las hermandades, aprticularmente en la hermandad del Silencio de Sevilla, que ya el 29 de septiembre de 1615, por iniciativa de su Hermano Mayor Tomás Pérez, la Hermandad hizo solemne Voto y Juramento de creer, proclamar y defender, hasta derramar su sangre, si preciso fuere, que María Santísima, Madre Dios y Señora Nuestra, fue concebida sin pecado original, siendo la primera congregación que llevó a cabo este Voto y Juramento.
En sus santas reglas viene como fin de la corporación el honrar los dogmas de fe de la Iglesia y honrando en particular la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.
En sus cultos, dentro de los días comprendidos entre la festividad litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz y el 29 de septiembre, fecha del Voto solemne que en 1615 emitiera la Archicofradía, tendrá lugar la Fiesta Principal de Instituto en honor de la Santísima Cruz, con solemne Misa, a cuyo Ofertorio todos los miembros de aquélla renovarán dicho Voto, prestando juramento de defender las verdades de nuestra Fe Católica y, en especial, el Misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, su Mediación Universal en la dispensación de todas las gracias y su Realeza Universal, y renovando la consagración de la Archicofradía al Corazón Inmaculado de María Santísima
En la festividad litúrgica de la Inmaculada Concepción, la Archicofradía celebra solemne Función en honor de la Santísima Virgen María, con Santa Misa a cuyo final los presentes reverenciarán la Reliquia del Hilo del Velo de la Celestial Señora que conserva la Archicofradía
En su estación de penitencia se porta como insignia, además del simpecado, una bandera blanca creada en 1617 para perpetuar el recuerdo del Voto emitido por el Cabildo General de la Archicofradía de 29 de septiembre de 1615 de defender, aun a costa de la sangre de los hermanos, el misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, y presente desde entonces en todos los acontecimientos religiosos celebrados por la Archicofradía, o a los que asistió, consiste en un lienzo de seda o raso blanco, de forma rectangular casi cuadrada en el que aparece distribuidos las siguientes letras, signos y anagramas:
En el ángulo superior izquierdo una Q, y en el derecho una S.; en el centro una corona real y debajo un anagrama formado por una M. y una A. entrelazadas, y bajo este otro anagrama de una M., y una D., también entrelazadas; en el ángulo inferior izquierdo, una A. unida a una L., y en el derecho una C. seguida de un signo terminal de interrogación.
Estas letras y signo de tela azul celeste, son en la actualidad replica de las que figuraron en la primitiva Bandera de 1617, y constituyen las iniciales de la frase latina "Quis sicut Maria Mater Dei absquelabe concepta?. La bandera con las letras originales del mencionado año de 1617 se conservan en una vitrina de la Sala Capitular.
Además de su acompañamiento habitual de hermanos con varas, en la procesión de penitencia y en la Función Principal de Instituto está acompañada, a derecha e izquierda, por dos hermanos con un cirio de cera blanca, encendido y vertical, y una espada desnuda, simbolizando ambos el voto de sangre emitido.

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